El pasado domingo nos reunimos un ratillo unos cuantos jabatos con muchos amigos de Tres Cantos y alrededores para enseñarles de qué va esto del football americano y disfrutar de su compañía a lo largo de una serie de drills. Para cuando llegaron los primeros valientes a las 16:30, nosotros ya llevábamos allí un rato. Algunos colocando conos, otros pasándose la pelota mientras fingían ayudar y alguno que otro pasaba calor con su casco y su coraza puesto en la puerta del campo de rugby dando la bienvenida y guiando a los más despistados.
Los intrépidos neojabatos iban llegando y a cada jugador veterano se le asignaba un grupo de gente, colocando a la gente más o menos por edad. En el grupo “teenager” varios morlacos con las hormonas revolucionadas de los que te apañan cualquier roster junior. Varios grupos con adultos, perfectos candidatos para engrosar las filas del equipo senior y alguna valiente probándose de cara a acabar en el femenino. Por supuesto, nuestro grupo favorito ha sido el de los enanos, hijos de jugadores, primos y hermanos pequeños y pequeños que simplemente tenían ganan de divertirse y sus papás de que durmieran bien esa noche.
Los grupos, ya separados y con un jabato supervisándolos de cerca a cada uno, pasaron por distintas zonas del campo aprendiendo los fundamentos de cada posición. Drills para llevar el balón sobre la escala como un runnin back, recibir pases, hacerle dive block a un dummy o placar a un saco de boxeo fueron algunas de las actividades de las que pudieron disfrutar. Aunque sin duda, la parada estrella en el recorrido era cuando tenían que ponerse un casco y una coraza y enfrentarse a nuestra línea en un drill de calentamiento de hombro para cualquier equipo, pero que para ellos suponía en la mayoría de los casos, estrenarse en el contacto.
Después de tenerlos más de dos horas entretenidos de un lado para otro y aprendiendo lo básico, teníamos una última sorpresa para ellos. Nos iban a demostrar lo aprendido disputando unos partidillos de flag. Con el campo de rugby partido en tres pequeños campos de flag y los asistentes al campus repartidos en seis equipos, con varios jabatos infiltrados, pudimos disfrutar de un rato de football. Los nuevos encantados de poder jugar, nosotros con la baba colgando porque el mono que tenemos de jugar ya no es normal y, en definitiva, todo muy contentos.
Al final, tras más de tres horas juntos, tocaba estirar un poco, hacernos la foto de familia, romper al grito de “¡1, 2, 3…JABATOS!” y recoger el campo y los datos de los interesados en llevar su andanza en el football un poco más adelante y seguir entrenando con nosotros. En definitiva, un día de football genial, disfrutando en familia y compartiendo nuestra pasión con todos e intentando aumentar nuestra plantilla. Divertirnos, llegar a más gente y conseguir refuerzos para nuestros equipos, eran los tres objetivos del campus y no se puede negar que se han cumplido con creces. Agradecer una vez más la asistencia y el esfuerzo de todos, así siempre da gusto, ¡solo tenemos ganas de más y más!