Tenemos el dudoso placer de anunciar que somos Subcampeones de la II Begastri Bowl, en un torneo de dos no es algo que le enorgullezca a nadie.
No hemos empezado la liga y ya tenemos más lesionados que partidos a las espaldas, 3 de ellos graves. El 27 de octubre, scrimmage contra Camioneros, un cruzado y menisco y el 18 de enero, Begastri Bowl (Murcia), una rotura de peroné, una rotura de clavícula y un esguince grado 3 de tobillo. Lo del 27 octubre fue la «mala pata» de querer partir la cintura a un Camionero en un quiebro y romperse uno mismo «mismamente» la rodilla en el intento. Lo de Murcia fue el primer partido de Jabatos donde nos han partido la cara a gusto en esto del fútbol americano. Aun así, todo gajes del oficio.
Desde nuestros inicios se nos debe conocer como el equipo más «blandito» del panorama nacional (y eso los que nos conozcan). Cuando en un roster de unos 34 personajes, sumas -haciendo trampas- los dedos de una mano en años de experiencia, pasan estas cosas… y 3 de esos dedos dejalos en la banda hasta junio que ahora estan aprendiendo a andar de nuevo. No es un lloriqueo, es una exposición de la situación del equipo.
Los que conocéis bien este deporte sabéis que las individualidades solas no funcionan, necesitas del trabajo de tus hermanos, y por mucho que hables, enseñes y entrenes no puedes enseñar a nadie a partirse la cara, es algo que tiene que salir de uno. Hasta ahora nuestros oponentes se habían ajustado a nuestro caracter «asequible» en encuentros amistosos, no eramos conscientes de ello, incluso me atrevería a decir que algunos de nuestros rivales, queriendonos restar modestia, os dirán que «en absoluto, no eran muy duros pero nosotros dimos el 100%». No les creais, siempre se sale al 100%, pero este es un deporte de mucho coco, y consciente o inconscientemente, ajustas tus riesgos al rival al que te sometes; es natural, y más cuando tu propia integridad está en juego.
Pues a Murcia que nos fuimos, a robar la segunda Begastri Bowl, entusiamo y optimismo la verdad que nos sale por las orejas. Pero llegamos allí y nuestros colegas murcianos nos dijeron: «Por los cojones vienes tu a mi casa a robarme mi trofeo» y dicho y hecho.
Primer cuarto y 2 en el hospital y un tercero con el tobillo mas grande que un casco. Al descanso 35-0 para los locales que, como cuchillo en mantequilla, anotaban de ataque o de retorno sin complicaciones, a veces se dudaba hasta de la presencia de cualquier rival en frente de ellos. No solo nos estaban pegando hasta en carnet de identidad sino que ademas estabamos poniendo la otra mejilla. Y unos jabatos desolados, asustados por los caidos y esperando un vortice espacio-tiempo que los trasportara al minuto 60, bus y a casita a llorar, iban al vestuario como corderos al matadero, sabiéndose carne de cañón con media batalla aun por librar.
Aquí todo parecía acabado, desde luego ningún discurso a la americana remonta semejante paliza con tan novel materia prima. Tuvo que venir nuestro coordinador ofensivo, curtido en mil batallas a recodar lo más básico de cualquier deporte: «chavales, estáis en esto para pasarlo bien, no para desear no haber venido, y se os ha olvidado… así que salir ahí y empezar a disfrutar o esto no tendrá ningún sentido».
Y no, nos nos convertimos en profesionales de repente, ni bajó la santísima trinidad a otrogarnos poderes divinos… pero empezamos a JUGAR. Dejamos de ser saco para participar de la pelea, empezamos a devolver los golpes y luchar como nunca antes lo había hecho este equipo (o al menos así lo vimos nosotros, que ya nos conocemos).
Por supuesto, con 35-0 a su favor, Wolves bajo la guardia. Incomprensiblemente algunos de sus miembros cometían faltas personales, muchas… que ayudaron mucho a nuestro ataque, pero también se veía otra actitud, y se avanzaban yardas. No era para volvernos locos, pero en nuestra situación era todo un logro. La defensa empezó a disfrutar de verdad, algunos sacks, carreras paradas en el backfield, mucha más coordinación y lo que tanto nos a costado encontrar: «Agresividad». O wolves nos engañaron y salieron a pasear en la segunda parte, o por fin, el equipo en general aprendía a «partirse la cara». Por supuesto mil fallos y errores a mejorar, un lado izquierdo en que las carreras exteriores disfrutaban del pasillo del campeón, por donde los locales conseguían su último Touchdown del partido, y donde un cascazo afortunado y oportuno del capitán de defensa les negaba el punto extra. Jabatos por su parte, aprovechaba las faltas del contrario y algunos aciertos, con una muy buena carrera de su «Raninbek» titular (pequeño homenaje al nefasto doblaje de los Rompehuesos -1974-), y se colocaban en «muy cerca y gol», rematando la faena con otra carrera y logrando «EL» Touchdown de Jabatos. Vamos a por el punto extra y un mal snap acaba con una buena carrera del pateador que consigue «in extremis» colarse en la endzone murciana, y lo que intentamos convertir en un punto más se convirtió en dos. 6-8 en toda la segunda mitad. Todo un hito para un equipo «blandito».
Con 41-8, los merecidos ganadores, conservaban su trofeo en casa, Jabatos pudo saludar a su contricante de tú a tú, y en la foto finish mucha inexplicable sonrisa ante semejante derrota, pero es que Jabatos, sin apenas historia, sin ni una victoría y sin «un pijo de experiencia» conseguía por primera vez contener a un equipo durante 30 minutos, cuando los 30 anteriores había sido su peor verdugo hasta la fecha. Cada uno lo ve desde su perspectiva y para muchos será de risa, pero nosotros creemos haber empezado a escalar una frontera que se nos hacía infranqueable en todos nuestros encuentros anteriores.
Muchas gracias a Wolves, por la invitación y organización, enhorabuena campeones, de corazón.
Gracias a todos nuestros rivales hasta la fecha que nos han ayudado a llegar a murcia y salir del campo sin parecer idiotas y conseguir que los que se descojonaban de nosotros -y con razón- durante nuestro lamentable primer tiempo, no se riesen tanto en el segundo.
Y salvo que nos engañasen en la segunda parte, gracias de nuevo a Wolves, sin vuestra dureza y buen juego de la primera parte aun seguiríamos buscando esa chispa que se pudo vislumbrar en Jabatos en la segunda.
A nuestros caídos mil ánimos y abrazos y pronta recuperación, por vosotros: 1,2,3 JABATOS.
Esperemos que no haya sido un espejismo y podamos nutrir esa chispa para empezar a demostrarnos que tan «malos» no somos, y con trabajo, esfuerzo y experiencia consigamos algún día nuestra primera victoria. Ahora un nuevo reto, nuestra primera liga, como objetivo ganar, sino ¿para qué nos apuntamos? pero como objetivo a parte: «que nadie se ría de nosotros», ganemos o perdamos, que nos respeten y eso solo lo podremos conseguir nosotros solos, haciendo sufrir a nuestros rivales en un terreno de juego. Por el momento, solo somos los subcampeones de la II Begastri Bowl.