Debut jabato en la LMFA11 y esperada derrota frente a los Black Demons de Las Rozas. Lo que no podíamos esperar, quizás, es que las cosas se nos dieran tan mal. Veníamos con confianza después de haber trabajado duro durante toda la temporada y habíamos preparado varias cosas para el partido que esperábamos que dieran resultado, pero no fue así. El marcador final de 59-0 para los demonios demuestra que su dominio fue abrumador durante todo el encuentro y a nosotros no nos queda otra que buscar lo positivo del partido (que, aunque parezca mentira, no fue poco) y seguir trabajando de cara al tramo final de este curso.
El ataque roceño fue una constante fuerza imparable. Sus dos primeras jugadas de scrimmage en el partido se convirtieron en touchdown (conversiones incluidas, hay que ver qué pierna tiene el kicker de Demons) y nuestra defensa no conseguía frenarles de ninguna manera. El ataque, por su parte, movía las cadenas tímidamente, aunque con cierta constancia. Se lograba algún primer down y algunos se quedaban a escasas pulgadas de caer, pero se estaba trabajando bien. El primer cuarto concluyó con 21-0 y ya nos íbamos dando cuenta de lo duro que iba a ser esto (por si alguno todavía no había aterrizado o no se había dado cuenta).

Conexión Bonati #18 y Julen #32. La pareja nos dio buenas yardas terrestres, aunque no fueron suficientes para anotar
En el segundo cuarto tocó cambiar el plan. Nuestro quarterback titular, Bonati #18, se resintió del hombro y decidió no arriesgar. Era el momento de que Sergi #12 y sus potentes brazos tomaran el campo y el juego se volviera más aéreo. La línea de ataque le daba tiempo y los receptores corrían buenas rutas. El juego pudo abrirse mucho, pero tuvimos unos drops inexplicables en momentos clave y eso nos hundió. Entre tanto, Demons anotó dos touchdowns más, lo que situaba el 35-0 en el marcador y nos estropeaba la tarde. Los árbitros nos obligaban a aplicar la mercy rule (norma por la cual, desde que un equipo gana de 34 o más puntos, se disputa el resto del partido a tiempo corrido). Nuestro head coach, Carlos Vallespín, intentó declinarla, aunque no se lo permitieron. No hay nada más triste que recibir clemencia sin pedirla y es que, yendo a jugar un partido contra un equipo mejor, preferimos aprender de cada jugada, de cada golpe, y perder 150-0 antes que jugar menos tiempo y llevarnos a casa un marcador menos malo.
Fastidiados aún por jugar menos, la defensa mostró un poco de actitud y coraje. Un buen drive de nuestra D situó a Demons en cuarta y 13 yardas, por lo que decidieron despejar y a punto estuvimos de cazarles cerca de su end zone gracias a un mal long snap, pero esa oportunidad también se nos fue y el ataque terminaba la primera parte sobre el campo, sin poder hacer mucho más.
En el descanso vivimos un clásico jabato, comer naranjas y conjurarnos para hacer las cosas mejor en el segundo tiempo. Al fin y al cabo, estábamos a un solo touchdown de anular el tiempo corrido y poder disfrutar más del partido. La realidad, de todas formas y como ya nos ha ocurrido más de una vez este año, nos golpeó con violencia. Kick Off para comenzar el segundo tiempo que Marcos de la Mata #45 aprovecha para retornar hasta nuestra end zone y destrozarnos las ilusiones. Tres y fuera de nuestro ataque y, de nuevo, touchdown de Demons en la primera jugada de su drive. La decepción se apoderaba de nosotros y cada vez teníamos menos esperanzas de sacar algo bueno de aquí.
Más duro todavía fue vivir dos safeties estúpidos seguidos que nos machacaban de las peores maneras. Un retorno de kick off llevado por nuestro propio retornador a nuestra end zone y un intentional grounding dentro de la misma apenas un drive después. Con este desolador panorama y un 53-0 en el marcador nos íbamos al último cuarto. Un último periodo en el que dio tiempo a que Alex #9, el QB de Demons pasara por encima de nuestra defensa una última vez para acabar con el partido y poco más. Maldito tiempo corrido, ¡estábamos a punto de ponernos a remontar!
Al final, un día muy duro en la oficina. Un día que más de uno terminó dolorido y en el que todos terminamos decepcionados porque esperábamos más de nosotros mismos. Las oportunidades siguen viniendo y parece que no hacemos más que dejar pasar trenes. Esta temporada prometía mucho y, entre derrotas ajustadas y decepciones frente a los equipos grandes, estamos dejando escapar la ocasión de hacer cosas enormes. Toca volver al campo de entrenamiento y desvivirse por mejorar. Aún no está todo perdido este año, nos merecemos mucho más, podemos con mucho más.